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Mientras el palabrerío de la presencia o ausencia de la Guardia Nacional se pierde en un enredijo de conjeturas, el crimen organizado se mueve por todo México como “juana por su casa”.

Durante el llamado “viernes santo”, solamente en las ciudades de Minatitlán y Juárez, el crimen organizado asesinó a 41 personas entre hombres, mujeres y un menor y, en todos los casos, la impunidad marca la pauta pues la policía a nadie ha detenido.

Llama la atención de que, en el caso de estas dos ciudades, los gobiernos tienen perfectamente definidos a los grupos delincuenciales armados que recorren o patrullan las calles en automotores robados pero nadie, nadie, los detecta al paso.

Veracruz suma ya una docena de años sometido al mando de los delincuentes organizados, obviamente con la complicidad gubernamental, pues de otra forma no se explica la permanencia en su suelo de tales o cuales pandillas. Por ejemplo, hace unas semanas el mismo gobierno veracruzano mencionó en ahí “trabajan de tiempo completo” los grupo delincuenciales conocidos como: Nueva Generación, Los Zetas, el Grupo Sombra, Sangre Nueva Grupo Zeta y El Cártel del Siglo.

En Veracruz, en lo que va de la actual administración morenista de Cuitláhuac García Jiménez más de 650 personas han sido asesinadas en los últimos 130 días; 14 de ellos en la noche del Viernes Santo, cuando hombres armados ingresaron a un salón de fiestas para secuestrar al propietario, acción que al final degeneró en la masacre.

Y en Chihuahua las cosas ni son distintas a Veracruz ni son distintas a los últimos 10 años, cuando se desataron y siguen las matanzas, también con la evidente  complicidad oficial, pues tampoco en este caso se entiende que las autoridades estén al tanto hasta de los movimientos migratorios de los delincuentes y no actúen.

Este Viernes Santo, en la fronteriza Ciudad Juárez, los asesinos se dieron un festín matando a 17 en diferentes eventos y no hubo detenidos. Bueno, si hubo uno, pero se trata de un conductor al que los agentes de tránsito no le aceptaron o se les hicieron pocos, quinientos pesos que les ofreció.

En Chihuahua hay un fiscal general de apellido Peniche que frecuentemente, y en especial luego de ocurrir alguna matanza, informa que tal o cual grupo de narcotraficantes es el responsable y todavía más, detalla los porqués de sus actos, pero igual que en Veracruz y en el resto del territorio nacional, a pesar de todo, a nadie arrestan.

El presiente López Obrador hasta el cansancio ha dado a entender que no combatirá al narcotráfico, pero otras personas y un servidor entendemos que tales declaraciones son un distractor porque de fondo el destino que espera al crimen organizado es la exterminación del estatus actual hasta volverlo el enano que era antes de la era de los carteles, al que dejaron crecer hasta lo indómito los patanes del poder enquistados en el grupo salinista, desde De la Madrid Hurtado hasta Peña Nieto.

Ojalá, por el bien de México y su gente de bien, la llevada y traída Guardia Nacional haga su trabajo y devuelva al país la tranquilidad que las presente generación no conoce.

reynaldo@elmejor.com.mx