Como lo dice en cada hecho de sangre de impacto, hoy el fiscal de Chihuahua, César Augusto Peniche Espejel, afirmó que tampoco quedará impune el asesinato del comandante de la Comisión Estatal de Seguridad, Gregorio Martínez, ocurrido la tarde de este 21 de noviembre en las barriadas del occidente de la capital chihuahuense.
Durante los primeros días de octubre pasado, con palabras más o palabras menos, la cúpula policial del gobierno de Javier Corral Jurado se comprometió a hacer justicia ante el asesinato del comandante Armando Flores, a quien un grupo de criminales acribilló muy cerca del centro histórico de la ciudad.
Ambos jefes policiales abatidos por las balas del crimen organizado, estaban adscritos a la zona de Ignacio Zaragoza; muy cerca donde a principios de esta semana desconocidos decapitaron a un hombre e incendiaron cuatro vehículos.
Del comandante Flores se dijo que tenía cercana relación con las familias asentadas en la colonia Lebaron, a quienes su grupo prestaba protección ante la amenaza permanente de las bandas criminales.
En entrevista que concedió hoy, Peniche Espejel mencionó que realizan ya todas las investigaciones, pues el jefe policial Gregorio Martínez estaba de vacaciones, por lo que están en la etapa de conocer exactamente su entorno.
En tanto, de la carpeta de investigación del asesinato de Armando Flores, jefe del grupo conocido como 900, a la fecha poco se sabe.
El fiscal general solo comentó que a la fecha son 40 las personas detenidas por ataques a los policías, la mayoría de ellas ya vinculadas a proceso penal y que tienen 15 órdenes de aprehensión pendientes por ejecutar en contra de los responsables.
Martínez tenía 12 años en las corporaciones de policía, mientras que Flores contaba con 22 años de experiencia y estaba próximo a al jubilación.
Al final de la entrevista Peniche Espejel solo dijo que “hay alerta para que extrememos precauciones, vamos a continuar con esta alerta hasta que tengamos certeza que podemos desactivar estas estructuras delictivas”.
