Chihuahua, Chih.- ¿Qué pasó la noche del miércoles 5 de diciembre en el museo Casa Redonda?..
De entrada, se convocó a la inauguración de la exposición “Lo uno y lo otro” que reúne a un incipiente (alegan que se crearon en 2017) y muy desconocido grupo llamado “Colectivo Cd. Juárez”, que textualmente se promociona como un: colectivo que busca la reunión de varias experiencias visuales de artistas mexicanos radicados en la frontera mexicana, identidades en suma de uno y otro país (México y Estados Unidos).
La expectativa era interesante.
La directora de Casa Redonda, Tita Delgado abrió la conversación, “La población flotante es numérica y muchas veces ni siquiera podemos contabilizarla porque se mueve, no son ni de aquí ni de allá, no son lo uno ni lo otro”.
De ahí, todo arrancó de manera extraña en el panel.
El primer panelista en responder tiró por la borda el cuestionamiento, “No es el tema que aborda nuestra obra en este momento y personalmente no lo abordo yo de manera directa, yo prefiero un clima de abandono… No hay necesidad de abordar directamente”.
Las caras de “mí no entender”, se reflejaron en todos los presentes, que no eran muchos, por cierto.
La estocada vino de viva voz de otra artista/panelista, “El tema se presta para irse a lo rojo, a lo sangriento, pero también a lo sutil en la pintura yo lo hago muy fino… saco lo bonito de la migración”.
-¿Qué dijeron?
¿Acaso nomas fue en papel el presentarse como artistas con una visión de la frontera?
El desazón crece al ir viendo las obras expuestas, olvidándonos por un momento del inexistencia del tema, resulta peor ir descubriendo también la ausencia de técnica, logros o motivaciones: La gran mayoría de los cuadros exhibidos NO cumplen los más mínimos estándares de calidad artística, pecan de soberbia al ser llamados arte y le ponen una espantosa equis a Casa Redonda quien se había distinguido por su gran calidad al seleccionar sus exposiciones.
“Lo uno y lo otro” es chapucera en su conjunto: no hay tema y por ende no hay hilo conductor, se olvidan del receptor, (el público), entonces porqué ocupa dos de las principales salas, y las más grandes, de Casa Redonda.
Llenar por llenar espacios no es aceptable.
Para la promotora cultural y coordinadora del proyecto, Dora Elena Delgado Barraza, también debe ser un descalabro haberse embarcado en esta idea dado sus trabajos promocionales anteriores.
Y ella debería responder de dónde salió el dinero para armar la exposición, pues las obras llegaron si un marco siquiera o cómo fue la participación de curador a distancia, ya que ni una preselección previa hubo, todo llegó en “bonche”.
Medio rescatables, aunque también fuera de contexto, las obras de: “Mortiz”, “Bandido” y Mario Parra.
De igual manera, si hablamos de transparencia, sería interesante saber cómo y de dónde salieron los dineros para que la citada muestra se convierta en itinerante durante todo el 2019, ya que irá de aquí al Palacio Alvarado en Parral; luego al Museo del Desierto Chihuahuense en Delicias; en el Centro Cultural San Antonio en Cuauhtémoc; la Galería Josefina Membrila Fine Art en San Miguel de Allende, finalizando en Casa Chihuahua de Ciudad de México.
Tal vez la extrañamente llamada Subsecretaría de Cultura Zona Norte podría saber esas respuestas.
Ni un centavo salió de Casa Redonda, eso sí les aseguro.
La imposición ya sucedió recientemente en Quinta Gameros y en Casa Chihuahua, ahora fue Casa Redonda.
Todo lo anterior me recuerda la pasada invasión de espantosas estatuas resultado del amiguismo.
¡Qué no nos suceda de nuevo! Punto, hasta aquí.
reynaldo@elmejor.com.mx