Argentina estuvo hoy paralizada. No circularon buses, trenes, aviones ni barcos. En Buenos Aires, donde viven 15 millones de personas, tampoco funcionó el metro. Las escuelas, comercios y bancos no abrieron y los hospitales atendieron sólo las urgencias. La quinta huelga general contra Mauricio Macri encontró a todo el sindicalismo y los movimientos sociales unidos contra la política económica oficial. El presidente no sólo padece la presión de la calle. La caída de su popularidad activó reclamos intestinos en Cambiemos, la alianza de Gobierno, de grupos que no creen que Macri sea la mejor opción para disputar las elecciones generales de octubre.
Buenos Aires, Arg.- Fue el quinto paro de la Confederación General del Trabajo (CGT) contra Mauricio Macri y se sintió fuerte. A 70 días de las PASO (elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), el sindicalismo desplegó su poder y mostró -apoyado en la falta clave del transporte- una medida de fuerza masiva contra el rumbo económico.
A la huelga convocada por la CGT se sumaron el moyanismo, el Frente Sindical para el Modelo Nacional y la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA). Un clásico: el peso de un paro, en la calle, se nota si no hay colectivos ni trenes ni subtes (transporte subterráneo). Este miércoles, durante el 29-M, no hubo.
Tampoco hubo aviones, transporte de carga ni actividad bancaria. En algunas otras, como la gastronómica y la mercantil, en cambio la adhesión a la huelga fue dispar.
“El paro en el sector industrial fue unánime”, informó el sindicalista Rodolfo Daer.
Existió un factor adicional: organizaciones sociales y partidos de izquierda hicieron piquetes en distintos puntos del país, lo que afectó el tránsito y la actividad. Ese fue, a lo largo de la jornada, el elemento crítico: hubo choques con la Policía y vallas de fuerzas de seguridad para impedir los cortes de calle.
El epicentro de la tensión fue el Puente Pueyrredón donde el Gobierno desplegó una «supervalla» antipiquetes y los manifestantes denunciaron represión con balas de goma.
Al margen, la adhesión fue global y amplia en todo el espectro de las actividades: no hubo clases en la mayor parte del país, se afectó la actividad fabril y del Estado y solo hubo guardias básicas en materia de salud.
El Gobierno invocó dos elementos para objetar la medida de fuerza: que se trató de un paro político y el millonario costo de un día hábil sin actividad. ”Los sindicalistas que están pensando más en la carrera electoral utilizan a los trabajadores como rehenes”, dijo el ministro de Producción y Trabajo Dante Sica. Su par de Hacienda Nicolás Dujovne, estimó que por la huelga el país perderá $ 40 mil millones.
Desde la trinchera sindical, los referentes de la CGT Héctor Daer y Carlos Acuña calificaron como «contundente» el paro y pidieron que el Gobierno dé «respuestas» a los reclamos.
“El acatamiento fue muy importante en todo el país, y la contundencia de esta medida quedó demostrada en la fotografía de las grandes ciudades desiertas durante todo el día”, señaló Daer.
Acuña, por su lado, apuntó a Mauricio Macri: “Evidentemente este presidente escuchaba a los amigos y los acreedores que tenía al lado para seguir haciendo el mismo juego para el mismo sector que hoy debe estar festejando lo bien que le fue en la Argentina a esos sectores”, disparó en la conferencia de prensa en la sede de la CGT.
Hugo Moyano, que se corrió de la central de la calle Azopardo, apuntó: “Estos paros no se hacen por capricho de los dirigentes. Es lamentable lo que está pasando. ¿Cómo cree el Gobierno que puede distraer la mente de la realidad? Los chicos no pueden estudiar por el hambre», apuntó el jefe camionero.
En algunos puntos del país, como Córdoba, la medida de fuerza estuvo condimentada con otro fenómeno: hubo movilizaciones por los 50 años del Cordobazo. El paro total del transporte, más piquetes en accesos a la ciudad, dejaron prácticamente sin actividad la capital provincial.
En Rosario hubo movilización de la central sindical local y piquetes de organizaciones sociales y sindicales. En toda la provincia, no se trabajó en oficinas públicas.
En Mendoza se dio una particularidad: los docentes fueron a clases, para no perder el presentismo, pero por la falta de transporte -que funcionó al 30% de lo habitual- fue escasa la concurrencia de alumnos.
En Tucumán, el efecto fue muy amplio: sin clases, ni transporte ni bancos, el centro de San Miguel estuvo prácticamente desierto.
El cosecretario general cegetista Acuña advirtió: “Que haya nuevas medidas de fuerza depende del Gobierno, no de nosotros”.
Pero en la CGT admiten que por la dinámica electoral es improbable que haya un sexto paro contra la actual gestión de Macri.
Cristina Kirchner también enfrentó cinco paros, todos en su segundo mandato. Desde el regreso de la democracia, el récord lo conserva Raúl Alfonsín: Contra su gobierno hubo 13 paros generales.(Tomado de El Clarin y El País)
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