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No a todos nos gustaba tu “estilo personal de gobernar”. Desde que fuiste titular de la presidencia municipal de Ciudad Capital y después gobernador te ganaste el mote de “Huracán Martínez”. También te llamaban “Estropicio Martínez” porque mandabas derribar este barrio y luego este otro y posteriormente el mismísimo centro de Chihuahua. De igual modo se mencionaba que si no te entraban los balazos menos las razones.

Sin embargo, y al correr de los sexenios, no sé si asegurar que fuiste buen gobernante o si quienes te sucedieron fueron –y son- muy malos servidores públicos. En tu sexenio, a pesar de haberlo administrado dos años con un presidente priista y los cuatro restantes con el de Vicente Fox, supiste muy bien comportarte de manera institucional sin llegar a enfrentamientos con quien sacó a patadas al PRI de Los Pinos.

Tu periodo fue el último en el cual se respiró paz y tranquilidad en la entidad. Fuiste un gobernante austero a quien jamás se le ha señalado como quien desviara recursos públicos para beneficio personal. Incluso viajabas en clase turista, en algunas ocasiones compartimos el avión y los espantosos sándwich.

Pero esa añora época de paz también se reflejaba en tu equipo de seguridad. Antes del atentado, como una medida preventiva, te cuidaba un mini equipo de tres personas incluido el chofer. Después de ese trágico suceso tus asesores prácticamente te obligaron a incrementarla a 16 guardias. Para que nos demos una idea de la magnitud de la decisión de Patricio, Reyes Baeza era resguardado por 20 agentes y César Duarte 38. Estos sin incluir a quienes les comisionaron el cuidado de las familias.

Patricio se ganó a pulso la alcaldía, pues no era militante del Partido Revolucionario Institucional y solo contó con el apoyo de  Fernando Baeza, necesario pero no suficiente. Posteriormente en una la penúltima elección interna del tricolor para elegir candidato a gobernador, Martínez se impuso por amplio margen a un viejo priista de cepa verde, blanca y roja, al filósofo de Rubio, a un gallo muy jugado, a Artemio Iglesias.

Sí jóvenes chihuahuenses, hubo una época en la cual se respiraba paz. Se fue Patricio y se inició una etapa de la cual no hemos salido. Con Reyes Baeza la inseguridad se disparó a niveles estratosféricos, César Duarte la bajó unos cuantos puntos pero se dedicó más a maquillarla y con la actual administración sigue aumentando sin límites.

Patricio, deberías bajarte de tu mecedora y por amor al estado y a la patria, prestarles una copia de la llave con la cual cerraste la puerta a la delincuencia organizada. Dales a las actuales autoridades la receta de cómo mantenerla bajo control y sobremanera cómo usar el poder. Gracias Patricio.

Mi álter ego reflexiona, como México no hay dos. Si Kafka hubiera vivido aquí y en nuestros días y no hace poco más de un siglo y hubiese empezado a escribir Metamorfosis (o La Transformación, título original)  con toda seguridad habría quemado su borrador y no se hubiese inspirado en Gregorio Samsa, sino en Elba Esther y en SNTE. México es un país surrealista.

Álter Ego

rsoto@uach.mx