Arranca Barcelona la Liga con Derrota 1-0 Ante el Athletic

Bilbao, Esp.- El Athletic se impuso por 1-0 ante el Barcelona en San Mamés en el partido de la primera jornada de LaLiga Santander. Tardó un minuto y medio Aduriz en fulminar al Barça. El delantero vasco reemplazó a Iñaki Williams y, en la primera pelota que tocó, sacó una media chilena para vencer a Ter Stegen. El Barça terminó el duelo como lo empezó: mal. Después de un mal primer tiempo, Ernesto Valverde corrigió en el descanso. Rakitic reemplazó a Aleñá, antes Rafinha había saltado al campo en lugar del lesionado Luis Suárez. Mejoró el Barcelona con el croata, pero resurgió el Athletic y se consagró Aduriz.

Hay goles que valen por un partido, y más cuando llegan en el momento más inesperado, cuando acaba el partido, más dormido que nunca, y el autor es un delantero de la grandeza de Aritz Aduriz, un ariete a la antigua, siempre al acecho, incluso ahora en que ha anunciado su retirada a final de temporada, eternamente aclamado en San Mamés. Aduriz, cumplidos los 38, sustituyó a la figura Williams, y a la salida de un saque de banda, remató de chilena un centro precioso de Capa. El Barça aplaudió la volea de Aduriz. Los azulgrana no perdían en un estreno liguero desde hace diez años, cuando los tiempos de Guardiola, abatidos en Los Pajaritos, también por un 1-0.

No parecía que hubiera empezado LaLiga hasta que salió Aduriz. No había habido ni tan solo una jugada de mérito en un partido tan serio y esperado como un Athletic-Barça, tampoco se advertía a un futbolista destacado en La Catedral. Apenas se contaban dos tiros a la madera de los azulgrana y, por el contrario, se sumaba un lesionado muscular más a la importante lista de damnificados: Luis Suárez. La serie de amistosos de pretemporadas machaca a los futbolistas, los directivos mercadean y los entrenadores reniegan por no tener todavía las plantillas completas, sobre todo los que son exigidos desde el inicio como es el caso de Valverde. Los aficionados, mientras, quedaban a la espera de que pase alguna cosa, de que despertara el fútbol, de que apareciera un jugador, y entonces salió Aduriz para abatir a un soso Barça

La provisionalidad azulgrana se reflejó en el once titular y también en los cambios: Carles Pérez y Rafinha acabaron en la cancha en ausencia de Messi y de Luis Suárez mientras Griezmann no daba señales de vida en su estadio favorito cuando vestía la zamarra de la Real y el Atlético. Los barcelonistas fueron un equipo muy chato ante un Athletic que acabó también sin Williams ante un expectante San Mamés. La hinchada solo rompió a rugir con Aduriz, el cambio que redimió a Gaizka Garitano y complicó la vida a un atrevido Ernesto Valverde.

A la espera de Messi y mientras Bartomeu juguetea con Neymar, el técnico azulgrana miró al campo de entrenamiento y apostó por los futbolistas que se supone están más en forma, jóvenes ambiciosos como Sergi Roberto y Aleñá, antes que por las figuras ya sabidas (Busquets o Rakitic), recién incorporados al campo de prácticas (Arthur y Arturo Vidal) o jugadores que están en el escaparate (Coutinho, que parece a punto de recalar en el Bayern, o Rafinha, ahora mismo en tierra de nadie por la lucha de poder en el Valencia). El entrenador se reivindicó desde la alineación, y especialmente desde la línea de medios, el punto neurálgico del equipo, sin atender a la nómina de la plantilla ni a la jerarquía del vestuario en un momento todavía de mucho mercadeo en LaLiga y en el que la hinchada pide más protagonismo para la Masia.

Aunque pudiera parecer experimental, o incluso futurista, recurría Valverde a una formación ágil para combatir al fogoso Athletic. No hay equipo que tenga más autoestima en el mundo que el de San Mamés. No necesita de ningún fichaje para enfrentar con determinación y confianza al campeón de Liga. Juega de memoria, siempre fuerte e intenso, punzante en las bandas y directo por la velocidad de Williams. Las llegadas del ariete, resueltas por las manos de Ter Stegen, presidieron el arranque del partido ante la pasividad del Barça. El cambio de futbolistas no varió la imagen azulgrana respecto a la temporada pasada porque De Jong no encontraba el hilo ni la línea de pase para Dembélé ni Griezmann. Ni bien ni mal, el nuevo Barça no sabía a nada, espectador del encuentro, resguardado por el 0-0.

Alcanzada la media hora, la única noticia barcelonista fue la lesión de Luis Suárez después de mandar al palo un balón regalado por Unai López. No se dio el gol del cojo y Rafinha ocupó la plaza del uruguayo mientras Griezmann se situaba de 9. A falta de desequilibrio ofensivo, el francés se adornaba con gestos técnicos inocuos, fáciles de defender para el Athletic. A veces, sin embargo, no se necesita dominar el partido ni tener autoridad en el juego para generar ocasiones de gol, sobre todo cuando se cuenta con delanteros finos y sorprendentes que tienen vida propia como Rafinha, que remató al larguero después de intervenir Unai Simón. El disparo intimidó al Athletic y animó al Barça. La entrada de Rakitic por el intrascendente Aleñá aceleró el ritmo porque el croata mezclaba mejor con De Jong.

Ningún jugador retrata mejor al Barça que Rakitic. No hay verano en el que no figure en la lista de posibles traspasos para después afirmarse como el futbolista más importante del grupo por su facilidad para el despliegue, para atacar el espacio, para la llegada, para el tiro, para llenar el campo cuando se parte el equipo de Valverde. Al Barça, sin embargo, le faltaba profundidad y picante para superar a la zaga del Athletic. No le quedó más remedio a Valverde que corregir su plan inicial con la retirada del segundo interior —Sergi Roberto después de Aleña— y recurrir a Carlos Pérez. La rueda de sustituciones fue banal en el Barcelona y resultó decisiva en el Athletic porque cuando el partido moría apareció Aduriz para reivindicar al viejo ariete ante estrellas apagadas azulgrana como Dembélé o Griezmann. Ahora mismo no se sabe muy bien qué equipo es el campeón Barça y en cambio no hay dudas sobre la identidad del Athletic.(Agencias)

reynaldo@elmejor.com.mx

Barcelona, Esp.- El Athletic se impuso por 1-0 ante el Barcelona en San Mamés en el partido de la primera jornada de LaLiga Santander. Tardó un minuto y medio Aduriz en fulminar al Barça. El delantero vasco reemplazó a Iñaki Williams y, en la primera pelota que tocó, sacó una media chilena para vencer a Ter Stegen. El Barça terminó el duelo como lo empezó: mal. Después de un mal primer tiempo, Ernesto Valverde corrigió en el descanso. Rakitic reemplazó a Aleñá, antes Rafinha había saltado al campo en lugar del lesionado Luis Suárez. Mejoró el Barcelona con el croata, pero resurgió el Athletic y se consagró Aduriz.

Hay goles que valen por un partido, y más cuando llegan en el momento más inesperado, cuando acaba el partido, más dormido que nunca, y el autor es un delantero de la grandeza de Aritz Aduriz, un ariete a la antigua, siempre al acecho, incluso ahora en que ha anunciado su retirada a final de temporada, eternamente aclamado en San Mamés. Aduriz, cumplidos los 38, sustituyó a la figura Williams, y a la salida de un saque de banda, remató de chilena un centro precioso de Capa. El Barça aplaudió la volea de Aduriz. Los azulgrana no perdían en un estreno liguero desde hace diez años, cuando los tiempos de Guardiola, abatidos en Los Pajaritos, también por un 1-0.

No parecía que hubiera empezado LaLiga hasta que salió Aduriz. No había habido ni tan solo una jugada de mérito en un partido tan serio y esperado como un Athletic-Barça, tampoco se advertía a un futbolista destacado en La Catedral. Apenas se contaban dos tiros a la madera de los azulgrana y, por el contrario, se sumaba un lesionado muscular más a la importante lista de damnificados: Luis Suárez. La serie de amistosos de pretemporadas machaca a los futbolistas, los directivos mercadean y los entrenadores reniegan por no tener todavía las plantillas completas, sobre todo los que son exigidos desde el inicio como es el caso de Valverde. Los aficionados, mientras, quedaban a la espera de que pase alguna cosa, de que despertara el fútbol, de que apareciera un jugador, y entonces salió Aduriz para abatir a un soso Barça

La provisionalidad azulgrana se reflejó en el once titular y también en los cambios: Carles Pérez y Rafinha acabaron en la cancha en ausencia de Messi y de Luis Suárez mientras Griezmann no daba señales de vida en su estadio favorito cuando vestía la zamarra de la Real y el Atlético. Los barcelonistas fueron un equipo muy chato ante un Athletic que acabó también sin Williams ante un expectante San Mamés. La hinchada solo rompió a rugir con Aduriz, el cambio que redimió a Gaizka Garitano y complicó la vida a un atrevido Ernesto Valverde.

A la espera de Messi y mientras Bartomeu juguetea con Neymar, el técnico azulgrana miró al campo de entrenamiento y apostó por los futbolistas que se supone están más en forma, jóvenes ambiciosos como Sergi Roberto y Aleñá, antes que por las figuras ya sabidas (Busquets o Rakitic), recién incorporados al campo de prácticas (Arthur y Arturo Vidal) o jugadores que están en el escaparate (Coutinho, que parece a punto de recalar en el Bayern, o Rafinha, ahora mismo en tierra de nadie por la lucha de poder en el Valencia). El entrenador se reivindicó desde la alineación, y especialmente desde la línea de medios, el punto neurálgico del equipo, sin atender a la nómina de la plantilla ni a la jerarquía del vestuario en un momento todavía de mucho mercadeo en LaLiga y en el que la hinchada pide más protagonismo para la Masia.

Aunque pudiera parecer experimental, o incluso futurista, recurría Valverde a una formación ágil para combatir al fogoso Athletic. No hay equipo que tenga más autoestima en el mundo que el de San Mamés. No necesita de ningún fichaje para enfrentar con determinación y confianza al campeón de Liga. Juega de memoria, siempre fuerte e intenso, punzante en las bandas y directo por la velocidad de Williams. Las llegadas del ariete, resueltas por las manos de Ter Stegen, presidieron el arranque del partido ante la pasividad del Barça. El cambio de futbolistas no varió la imagen azulgrana respecto a la temporada pasada porque De Jong no encontraba el hilo ni la línea de pase para Dembélé ni Griezmann. Ni bien ni mal, el nuevo Barça no sabía a nada, espectador del encuentro, resguardado por el 0-0.

Alcanzada la media hora, la única noticia barcelonista fue la lesión de Luis Suárez después de mandar al palo un balón regalado por Unai López. No se dio el gol del cojo y Rafinha ocupó la plaza del uruguayo mientras Griezmann se situaba de 9. A falta de desequilibrio ofensivo, el francés se adornaba con gestos técnicos inocuos, fáciles de defender para el Athletic. A veces, sin embargo, no se necesita dominar el partido ni tener autoridad en el juego para generar ocasiones de gol, sobre todo cuando se cuenta con delanteros finos y sorprendentes que tienen vida propia como Rafinha, que remató al larguero después de intervenir Unai Simón. El disparo intimidó al Athletic y animó al Barça. La entrada de Rakitic por el intrascendente Aleñá aceleró el ritmo porque el croata mezclaba mejor con De Jong.

Ningún jugador retrata mejor al Barça que Rakitic. No hay verano en el que no figure en la lista de posibles traspasos para después afirmarse como el futbolista más importante del grupo por su facilidad para el despliegue, para atacar el espacio, para la llegada, para el tiro, para llenar el campo cuando se parte el equipo de Valverde. Al Barça, sin embargo, le faltaba profundidad y picante para superar a la zaga del Athletic. No le quedó más remedio a Valverde que corregir su plan inicial con la retirada del segundo interior —Sergi Roberto después de Aleña— y recurrir a Carlos Pérez. La rueda de sustituciones fue banal en el Barcelona y resultó decisiva en el Athletic porque cuando el partido moría apareció Aduriz para reivindicar al viejo ariete ante estrellas apagadas azulgrana como Dembélé o Griezmann. Ahora mismo no se sabe muy bien qué equipo es el campeón Barça y en cambio no hay dudas sobre la identidad del Athletic.(Agencias)

reynaldo@elmejor.com.mx