Jorge Mazpúlez Pérez

Jorge Mazpúlez fue, a no dudar, un hombre de su época. Está asociado a los años tempranos de la entonces Universidad de Chihuahua, egresando de su Escuela de Derecho, en un tiempo fecundo y parte de ellas por más de medio siglo.

Inteligente, culto, disciplinado, gran educador, funcionario público por muchos años y también político. Por todo eso ocupa un lugar en la historia contemporánea de Chihuahua, pero sobretodo por su gran capacidad como pedagogo del Derecho, que entendía bajo la premisa de saber a profundidad lo que con técnica ha de enseñarse.

Lo recuerdo como maestro de Historia de México y Lógica en la extinta Escuela Preparatoria, donde lo conocí a mediados de los años 60, recién que él había recibido su título de abogado con los máximos honores.

Después, en la cátedra de Derecho Constitucional soportada en los textos de Felipe Tena Ramírez. Fue un gran conocedor de los juristas mexicanos y de la tradición política y jurídica del liberalismo mexicano, del que fue un crítico en su tesis profesional. En efecto, reprochó a los liberales triunfantes de la Revolución de Ayutla -Juan Álvarez, Miguel Lerdo de Tejada y Benito Juárez, entre otros-, su afán por la creación de lo que ahora conocemos como “ciudadanos imaginarios”, decretando la abolición de las corporaciones, sin sopesar que las comunidades indígenas iban a padecer sus decisiones. En su tesis recepcional están estas ideas, que ahora simplemente recuerdo.

Formador de muchas generaciones en las materias de Derecho Público, sembró a los cuatro vientos. Nunca olvidaré que por sus indicaciones llegué a leer a dos hombres clave del México del siglo XX: Don Alfonso Reyes y Don Daniel Cosío Villegas.

Su trabajo nos deja un legado. Diversas visiones, me llevaron a tenerlo como adversario, pero sostengo que cuando uno no reconoce las grandes capacidades del otro, pierde la mitad de la vida. Por eso, mi recuerdo del maestro no puede ser más que generoso, alimentado además por amistades comunes entrañables.

Afirmé que es un hombre de su época y con ello quiero decir mucho, pero no es ni el momento, ni la circunstancia propicia para esa reflexión que hoy me rebasa.

A partir de este 24 de diciembre, Don Jorge Mazpúrez Pérez ya no está.

Envío un fraterno abrazo a su familia, a Cecilia Wong Ordóñez, su compañera, a sus innumerables amigos, a los notarios y a los abogados que no tengo duda hoy estarán consternados por el deceso, que ineluctablemente a todos nos alcanzará.

Adiós.

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